Lo primero de todo, deberíamos definir lo que es un vivac. Un vivac, según el diccionario, es una campada que se realiza con la intención de pasar la noche al aire libre de manera provisional. Pero los que salimos a la montaña lo definimos también como un campamento que montas al final del día y lo levantas con las primeras luces del alba, un campamento que montas con lo mínimo necesario para poder continuar tu travesía
En cada lugar la legislación es diferente, en algunos lugares está permitida la acampada, en otros el vivac… Así que… si no quieres llevarte un susto y que se te quede la cara de euro, comprueba antes de tu salida lo que se puede hacer y lo que no.
Cuando hablamos de tener un material del calidad, no nos referimos a que tengas el material más caro del mercado, pero sí debes tener en cuenta a lo que te enfrentas y tener un material adecuado para ello: saco, funda vivac, tarp, esterilla… No es lo mismo hacer un vivac en verano a 300m de altura que hacerlo en invierno a 1500.
Este consejo lo debes seguir a rajatabla en cada salida, sea de unas horas o de varios días, siempre, siempre, siempre comprueba la meteorología antes de salir.
Si ya tienes asumido que vas a dormir en el monte realizando un vivac, móntalo antes de que se vaya la luz por completo. Si puedes ver mientras lo montas elegirás mejor el lugar y no cometerás errores que pueden arruinarte la noche. Además podrás limpiar la zona de piedras o ramas que te molesten.
Cuando montes tu vivac, hazlo un lugar seco (o lo más seco posible) y que no sea un lugar inundable o que aparezca un torrente en mitad de la noche.
El viento es uno de nuestros mayores enemigos a la hora de entrar en calor, por lo que te recomendamos que busques un lugar protegido del viento y que montes la apertura de tu vivac de forma que incida la menor cantidad de viento en ella.
Si tu vivac, tu ropa o tu mismo os mojáis, te garantizo una de tus peores noches, por eso es importante que te mantengas lo más seco posible. Incluso si es necesario, haz pis en una botella antes que salir y mojarte.
Si tienes la suerte de hacer vivac en una noche despejada, te recomendamos que disfrutes del espectáculo que te ofrecerá un cielo sin contaminación lumínica. Es probable que nunca hayas visto algo tan bonito.
Cuando te despiertes por la mañana y recojas tu vivac, tiene que quedarse como si nunca hubieras estado ahí. No dejes basuras ni restos, que todo quede limpio e impoluto.
Lo diremos siempre, en cada post que escribamos, fórmate para salir al monte. Aprende primeros auxilios, técnicas de supervivencia, orientación… cuanto más preparado estés, mejor. Puedes formarte con nuestra escuela de supervivencia Rumbo Oeste o con quien quieras, pero, por favor, fórmate.
En este mundo incierto todo es posible y para muestra, un botón. Todo lo que nos está deparando el 2020 no entraba en nuestros planes ni en la peor de nuestras pesadillas. Por eso, porque nunca se sabe lo que puede pasar, es mejor intentar estar preparado para todo.
Está muy bien preparar una gran despensa en casa con productos no perecederos o congelados que nos puedan dar una autonomía de ciertos días, pero… ¿Y si el “problema” que nos acontece nos obliga a salir corriendo de casa? Se me ocurre como ejemplo que haya una inundación o un terremoto, incluso una guerra, por la que tengamos que salir de nuestros hogares llevando lo puesto y poco más.
Ahí es donde vamos a entrar, en ese “poco más”.
La mochila de 72 horas es una mochila en la que tendremos preparado lo básico para sobrevivir fuera de nuestro hogar por un plazo mínimo de 72 horas.
Lo ideal es tenerla preparada cerca de la entrada de nuestras casas y, en caso de tener que salir corriendo, la cojamos antes de cruzar el umbral de nuestra puerta, asegurándonos esa supervivencia sin tener que pararnos a comprobar lo que hay o no en dicha mochila.
Lo que os vamos a indicar en la siguiente lista son unos elementos básicos que creemos importantes, pero recuerda que las necesidades de cada persona o familia pueden ser diferentes y con ello, los elementos a llevar, también será diferentes.
Antes de valorar, que meter en la mochila de 72 horas, recuerda que debes hacer una mochila para cada miembro de la familia o una en la que tengas lo de toda la familia. Si tenemos que recomendar algo, somos partidarios de que cada adulto lleve su propia mochila incluyendo lo de los niños (si los hay) en ambas. En caso de que los niños ya no sean tan niños (adolescentes), pueden tener su propia mochila preparada. Así, en caso de que haya una necesidad de separase, las necesidades de todos los miembros de la familia quedarían cubiertas.
A partir de aquí, eres tú el que debe decidir que echar en la mochila, pero recuerda que no debe ser excesivamente pesada ya que vas a tener que moverte con ella ¿Qué añadirías tú en tu mochila?
De todas formas, estos consejos están muy bien, pero siempre es mejor contactar con profesionales como nosotros, te asesoraremos ya que tenemos múltiples cursos de supervivencia en Rumbo Oeste.
La historia de la supervivencia es tan antigua como la propia historia del hombre. Desde los anales de la historia, el hombre ha luchado por adaptarse a un medio hostil y sobrevivir. Al fin y al cabo, es de lo que se trata la propia vida, de mantenerla de la mejor manera posible.
En los tiempos en los que estamos, nos hemos adaptado a los peligros que nos acechan en nuestra sociedad y en los entornos en los que nos movemos, pero hemos dejado atrás todos esos recursos que nos ayudaban a sobrevivir en la naturaleza, ya que no nos son tan necesarios en nuestro día a día, cosas de la evolución, jejejeje.
A pesar de nuestra adaptación al entorno urbano, a muchos de nosotros nos sigue gustando salir a la montaña, a unos de forma más habitual y a otros de forma más esporádica, pero de una u otra manera, todos nos encontramos en un medio que no es con el que nos sentimos tan cómodos en caso de que ocurra algo.
El bushcraft o supervivencia deportiva consiste en poner en práctica todas esas técnicas y recursos que nos ayudarían a sobrevivir en caso de un imprevisto o accidente en la montaña, antes de que pase. Es decir, consiste en estar preparado y formado antes de que nos ocurra nada.
Hay muchas formas de practicar la supervivencia, pero la más habitual es irte al monte y ponerte figuradamente en situaciones de “necesidad”. Con ello te das cuenta de lo que te faltaría de material o de conocimientos para poder solventar estas situaciones.
Dentro de estos ejercicios o prácticas, se suelen trabajar todos los pilares de la supervivencia: mochila, primeros auxilios, campamento y refugio, agua, fuego, comida, orientación, señales…
También es importante tener claro que tipo de necesidades podemos llegar a tener y en el entorno que se pueden dar. No es lo mismo que viajes por el Amazonas o subas al Moncayo. En cualquier lugar vas a necesitar un refugio, por ejemplo, pero los materiales que te vas a encontrar no son los mismos.
Por lo tanto, es importante formarse, pero formarse de la manera adecuada.
Otro factor a tener en cuentas es conocer a las personas con las que vamos a compartir nuestros viajes o salidas. No es lo mismo salir un grupo de adultos en buena forma física que salir con niños o con personas con limitaciones… Todo esto es importante tenerlo en cuenta cuando decidamos comenzar a formarnos.
Podemos intentarlo por nuestra cuenta, de una forma autodidacta, pero no es lo más recomendable, no solo por el tiempo que se tarda sino por que podemos exponernos a peligros añadidos.
Hoy en día existen diferentes Escuelas de Supervivencia en España, pero tenemos que tener en cuenta que no todas son iguales y que el público al que están destinadas es diferente.
Si nuestras salidas son con niños, lo más recomendable es que nos formemos con ellos, hacerlos participes y que, en caso de necesidad, puedan ayudarnos a salir de un problema. Para estas formaciones se ha creado la actividad de Supervivencia en Familia de Locura de Vida, donde se aprende todos juntos adaptando la formación a la edad de los más pequeños.
Para adultos, hay dos tipos de escuelas de supervivencia, las militarizadas (te tratan como si estuvieses en la guerra) o las no militarizadas que se basan en la enseñanza sin presión y adaptada al medio habitual en el que se mueve el alumno. Como ejemplo de escuela no militarizada tenemos Rumbo Oeste situados en el prepirineo oscense adaptan sus formaciones a las necesidades reales de los alumnos.
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